martes, 5 de diciembre de 2006

Mejor de salud: especie marina

Eugenia Velásquez
El Diario Hoy
El Salvador
25 de noviembre de 2006

Estaba traumado por haber perdido a su madre. Solito, cansado, deshidratado y con hambre arribó a las costas salvadoreñas un pequeño león marino, el 19 de julio de este año.
Los pescadores que lo encontraron en las playas del Cantón Las Leonas, en La Unión, intentaron devolverlo al mar, pero el león ya no tenía fuerzas para seguir nadando. El océano le parecía un abismo por la ausencia de su progenitora.
Un día entero lo pasó como un perro, amarrado del cuello, comiendo tortilla yagua en la casa de la familia que lo rescató. La Policía de Medio Ambiente avisó del hallazgo a la Fundación Zoológica de El Salvador (Funzel), el 20 de julio.
El mismo día, el veterinario de la fundación, Luis Manuel Domenzain, fue a recogerlo, ya que la PNC argumentó no tener gasolina para viajar a San Salvador.
El infortunio parecía seguir los pasos del pequeño “Leo”, como le llaman sus cuidadores. A falta de jaula, éste fue entregado en una jaba amarrada con mecate. En el camino, Leo logró desatarlas y saltó a la carretera. Dos días después, la PNC lo encontró divirtiendo, de forma exótica, a los bebedores de una cervecería en Santiago Nonualco, de La Paz.
Hogar temporal
Desde entonces, Funzel se ha encargado de su cuidado; sin embargo es un hogar temporal. Claudia Martínez, coordinadora de esta entidad, explicó que al principio no quería ni la pacha. Pesaba 18 libras y estaba “estresado” por todo lo ocurrido. Hoy llega a las 25.
Y es que el “Marachito”, como le dicen a Leo por ser el más consentido de las 17especies albergadas, llegó de tres meses a esta institución. Hoy tiene siete.
El animal devora cinco libras y media de pescado al día. Rumea como una vaca por las noches cuando se siente solo y persigue a sus cuidadores o a cualquier otra persona que se le acerque para morderlos en son de juego y amistad.
Ser sociables es inherente a esta especie, define Martínez, por lo que han iniciado la búsqueda de un acuario para que el arachito se desarrolle a plenitud.
Funzel ha tocado las puertas de México y Estados Unidos, pero los tratados internacionales de tráfico ilegal de especies silvestres dificultan el trámite. Martínez dijo que los acuarios no quieren arriesgar a sus especies junto a un animal cuya procedencia es incierta.
Pruebas genéticas
Por esta razón, “Marachito” fue sometido a pruebas genéticas (una biopsia de la aleta trasera) que fue enviada al laboratorio de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés), para determinar si su origen radica en los Galápagos, Ecuador o en California, Estados Unidos, los lugares nativos de estas especies.
Venezuela ha mostrado interés por adoptarlo, expresó Martínez. Pero antes es necesario tener las pruebas de ADN y conocer el ambiente en el que vivirá, ya que su proceso de adaptación será distinto por su corta edad y haber estado en contacto durante mucho tiempo con el humano.
En Funzel, además del león marino, se refugian otras especies silvestres. Muchas de ellas en estado de salud deplorable por culpa de sus captores.
Martínez instó a la población a no tener animales silvestres en sus casas, ya que no están domesticados y cuando lastiman a la familia, son golpeados y echados de las viviendas. La fundación, insiste, es un hogar de paso por lo que requiere de donaciones. Para mayor información llamar al Tel. 2211-8044.
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